Demat d'an holl! ¡Hola a todos!
Quería compartir con ustedes un nuevo artículo que escribí, a partir de las muy interesantes notas de Gwenno Sven-Myer acerca de la historia de la educación en idioma bretón en Francia. Espero que lo disfruten…
Sergio F. Ribnikov (colaborador de KBA)

Quien hoy quisiera aprender la lengua tradicional de Bretaña no tiene más que acercarse a la librería y espacio cultural Le Nautilus (Roosevelt 2429, Cdad. Aut. de Buenos Aires) y hablar con el profesor Alain Gouëllo. El bretón es un idioma diferente aunque no un idioma demasiado difícil. Pero claro, en la historia bretona aprender bretón, independientemente de las características intrínsecas del idioma, nunca fue tarea fácil.
Hace no mucho tiempo atrás, los alumnos de muchas escuelas de Bretaña debían convivir con un cartel cuya sentencia llevaba a poco y nada mucho de la esencia cultura de sus familias. El funesto cartel rezaba “a todos los alumnos de la escuela: está prohibido hablar bretón o escupir en el suelo”. La frase resume muy bien el Zeitgeist de una época lejana y a la vez cercana. Y triste es la historia de uno de los más perseguidos idiomas de la familia céltica, pero a la vez llena de logros.
A pesar de la opresiva posición oficial francesa para con sus lenguas regionales en el siglo XIX, existe evidencia escrita (en forma de libros de texto bilingües) de que la lengua bretona fue utilizada como medio de enseñanza en algunas escuelas privadas durante este periodo.
Por otro lado, la instrucción religiosa –más que nada en forma de catecismo- era impartida utilizando el bretón en muchas áreas de Breizh-Izel (Baja Bretaña) aún entrado el siglo XX. En 1881, al fallecer el gran defensor de la educación libre Jules Ferry Laws, la política gubernamental acerca del medio de instrucción se endureció y el lenguaje bretón fue perseguido en las escuelas.
El siglo 20 presenció un movimiento activo para la reinstalación del bretón en el ámbito escolar. Una de las más famosas organizaciones en defensa del bretón, ABES (Ar Brezoneg er Skol “el bretón en las escuelas”, fundada en 1934) juntó votos de más de 200 comunas en 1936 para llevar este idioma nuevamente a las escuelas.

Otro nombre muy conocido fue Ar Falz (“la hoz”), una asociación de profesores laicos liderada por Yann Sohier (1901–35), quien además fundó el boletín mensual homónimo en 1933. Fue durante el régimen de Vichy, en 1941, cuando el Ministro de Educación, Jerôme Carcopino, levantó la prohibición del bretón en las escuelas.
De esta manera, en una época muy turbulenta, nos encontramos con el primer intento algo exitoso de darle un carácter oficial al bretón dentro de las escuelas. Fue Yann Kerlann (1910-69) quien fundó una escuela internado con nueve alumnos en Plestin-les-Grèves en 1942.
En este emprendimiento independiente, financiado enteramente por contribuciones voluntarias, se enseñaban todas las materias en bretón, hasta que el instituto fue cerrado en junio de 1944. A pesar de que todas las resoluciones aprobadas durante el gobierno de Vichy fueron declaradas sin efecto, el estatus del bretón en la educación fue reafirmado por la ley Deixonne de 1950–1, en la cual se autorizaba la enseñanza de idiomas regionales en escuelas secundarias.

Armañs ar C’halvez (1921–72) también fundo una escuela privada de corta vida, Skol Sant-
Erwan, en Plouézec in 1957, pero no fue hasta 1977 que la educación en bretón llegó a su apogeo, a través de los esfuerzos coordinados de padres y docentes, cuando la primera escuela Diwar (“germinación”) abrió sus puertas.
El número de alumnos que se inscribían en estas escuelas creció año tras año, de manera tal que hacia el año académico 2000-1 había 2414 alumnos cursando en 30 jardines de infantes, 28 escuelas primarias, 4 universidades y 1 liceo. En 1997, la primera camada de alumnos realizó su examen final de bachillerato, habiendo recibido toda su educación en bretón. Las escuelas Diwan se encuentran en estos momentos a punto de ser integradas al sistema estatal francés.
Pero aún queda mucho por hacer…
Sergio F. Ribnikov
Kevredigezh Breizhiz Arc´hantina
Quería compartir con ustedes un nuevo artículo que escribí, a partir de las muy interesantes notas de Gwenno Sven-Myer acerca de la historia de la educación en idioma bretón en Francia. Espero que lo disfruten…
Sergio F. Ribnikov (colaborador de KBA)

Quien hoy quisiera aprender la lengua tradicional de Bretaña no tiene más que acercarse a la librería y espacio cultural Le Nautilus (Roosevelt 2429, Cdad. Aut. de Buenos Aires) y hablar con el profesor Alain Gouëllo. El bretón es un idioma diferente aunque no un idioma demasiado difícil. Pero claro, en la historia bretona aprender bretón, independientemente de las características intrínsecas del idioma, nunca fue tarea fácil.
Hace no mucho tiempo atrás, los alumnos de muchas escuelas de Bretaña debían convivir con un cartel cuya sentencia llevaba a poco y nada mucho de la esencia cultura de sus familias. El funesto cartel rezaba “a todos los alumnos de la escuela: está prohibido hablar bretón o escupir en el suelo”. La frase resume muy bien el Zeitgeist de una época lejana y a la vez cercana. Y triste es la historia de uno de los más perseguidos idiomas de la familia céltica, pero a la vez llena de logros.
A pesar de la opresiva posición oficial francesa para con sus lenguas regionales en el siglo XIX, existe evidencia escrita (en forma de libros de texto bilingües) de que la lengua bretona fue utilizada como medio de enseñanza en algunas escuelas privadas durante este periodo.
Por otro lado, la instrucción religiosa –más que nada en forma de catecismo- era impartida utilizando el bretón en muchas áreas de Breizh-Izel (Baja Bretaña) aún entrado el siglo XX. En 1881, al fallecer el gran defensor de la educación libre Jules Ferry Laws, la política gubernamental acerca del medio de instrucción se endureció y el lenguaje bretón fue perseguido en las escuelas.
El siglo 20 presenció un movimiento activo para la reinstalación del bretón en el ámbito escolar. Una de las más famosas organizaciones en defensa del bretón, ABES (Ar Brezoneg er Skol “el bretón en las escuelas”, fundada en 1934) juntó votos de más de 200 comunas en 1936 para llevar este idioma nuevamente a las escuelas.

Otro nombre muy conocido fue Ar Falz (“la hoz”), una asociación de profesores laicos liderada por Yann Sohier (1901–35), quien además fundó el boletín mensual homónimo en 1933. Fue durante el régimen de Vichy, en 1941, cuando el Ministro de Educación, Jerôme Carcopino, levantó la prohibición del bretón en las escuelas.
De esta manera, en una época muy turbulenta, nos encontramos con el primer intento algo exitoso de darle un carácter oficial al bretón dentro de las escuelas. Fue Yann Kerlann (1910-69) quien fundó una escuela internado con nueve alumnos en Plestin-les-Grèves en 1942.
En este emprendimiento independiente, financiado enteramente por contribuciones voluntarias, se enseñaban todas las materias en bretón, hasta que el instituto fue cerrado en junio de 1944. A pesar de que todas las resoluciones aprobadas durante el gobierno de Vichy fueron declaradas sin efecto, el estatus del bretón en la educación fue reafirmado por la ley Deixonne de 1950–1, en la cual se autorizaba la enseñanza de idiomas regionales en escuelas secundarias.

Armañs ar C’halvez (1921–72) también fundo una escuela privada de corta vida, Skol Sant-
Erwan, en Plouézec in 1957, pero no fue hasta 1977 que la educación en bretón llegó a su apogeo, a través de los esfuerzos coordinados de padres y docentes, cuando la primera escuela Diwar (“germinación”) abrió sus puertas.
El número de alumnos que se inscribían en estas escuelas creció año tras año, de manera tal que hacia el año académico 2000-1 había 2414 alumnos cursando en 30 jardines de infantes, 28 escuelas primarias, 4 universidades y 1 liceo. En 1997, la primera camada de alumnos realizó su examen final de bachillerato, habiendo recibido toda su educación en bretón. Las escuelas Diwan se encuentran en estos momentos a punto de ser integradas al sistema estatal francés.
Pero aún queda mucho por hacer…
Sergio F. Ribnikov
Kevredigezh Breizhiz Arc´hantina